viernes, septiembre 25, 2009

Al otro lado del rio


Cada vez se hacía más real la idea de que pronto partiría. Dejé la portada y a los maestros de la torre titanium y me trasladé con un par de pilchas al otro lado del río. Me fui a compartir piso con 3 chiquillas que aún no conocía, a un departamento precioso, lleno de plantas, colores y vida. No me costó nada acostumbrarme a convivir con gente, a subir escaleras, a volver a una cama pequeña. Lo que si me costó, fue acostumbrarme al frío de un baño sin calefacción y una pieza que más bien parecía refrigerador. Pero sumando y restando, muy encima, me encantó vivir al otro lado del río. Es como si el río fuese la frontera de Santiago y cada mañana cuando cruzaba el río entraba a la gran ciudad y cuando volvía a cruzarlo, dejaba atrás el ruido y el estrés de la ciudad y llegaba a un hogar sin sonido de televisión ni teléfono, sino más bien conversaciones y risas al rededor de la cocina. De haber imaginado lo mucho que me iba a gustar, habriá optado por una opción así muchísimo antes y de yapa me habría ahorrado hartas lucrecias...
Sólo alcancé a estar 2 meses ahí, pues me llegó la ansiada carta de Chicago avisando que no sólo había sido aceptada, sino que tendría que partir 1 mes y medio antes de la esperado... Uf.

lunes, septiembre 07, 2009

Cajas, Cajitas, Maletas



Si es difícil hacer una maleta para partir de viaje, más difícil es vaciar los cajones de un departamento. Qué dejar, qué guardar por un par de años? La diferencia entre recuerdos, cachureos y basura no siempre es tan clara…
Pasaron dos días entre que decidí arrendar mi departamento y que ya tenía el compromiso de desocuparlo en 2 semanas. 2 semanas para decidir qué se iría provisoriamente conmigo, qué quedaría guardado en cajas y qué cosas estaban destinadas a cambiar de dueño. En 2 semanas me desprendí de miles de cosas, boté cajas llenas de recuerdos que ya ni recordaba qué era lo que tendrían que recordarme; vacié cajones enteros de papeles y cachivaches; regalé ollas, ropa,.. qué guardar, qué botar, qué regalar? No es, ni fue una tarea fácil. Mis recuerdos, adornos, libros, ropa se redujeron a un total de 3 cúbicos, entre cajas, cajitas y maletas… y ahora reposan en una bodega a unos cuantos metros bajo tierra, bajo 2 llaves, esperando…, esperando que en un par de años más regrese por ellas y puedan recordarme por qué fueron ellas las sobrevivientes.