viernes, octubre 26, 2007

Ruta 68


Este camino lo he recorrido miles de veces… cuando chica muchas veces vine por el día a almorzar con mi tata al hotel Miramar y luego comíamos helado en el tavelli que hoy es el edificio de Renato. En mi adolescencia recorría casi todos los fines de semana esta carretera. Hasta podría decir que me supe de memoria los carteles publicitarios que estaban en el camino. Esta carretera fue testigo de muchos acontecimientos… entre otras cosas, me acompañó en mi primer trayecto largo como chofer, aún sin licencia con mi madre aterrada con cinturón en el asiento de atrás y padre roncando como copiloto. Esta carretera, fue en parte culpable del choque más fuerte que he vivido… fue de regreso a Santiago y contra un camión, se podría decir que quedamos un poco bajo el camión, frente a la publicidad de Bosh. Fue la primera vez que anduve en ambulancia. Esta carretera fue también testigo del silencio incómodo después de contarle a mi madre que tomaba pastillas… También de los recuerdos de mis primeras fiestas de colegio en las de las monjas inglesas, de mi época de pelolais-loleyn; de los carretes con los chiquillos del condominio… Escuchaba los ecos de las eternas conversaciones y cahuines nocturnos en las escalares del condominio… vio como conocí y luego regresé en reiteradas ocasiones con una de mi actuales mejores amigas. Vivió conmigo el disimulo de mis primeras cañas a secas y cañas morales. Me acogió cuando me escapé a llorar mi primer gran pena de amor junto al mar. Me permitió recuperar horas de sueño y una especie de jet lack después de semanas despertando con la voz de mi abuela por el teléfono, curiosa de saber cómo había estado del día de playa… si esta carretera hablara… tendría hartas historias por contar…

Hace mucho tiempo que no recorría este camino. Creo que la última vez fue antes de empezar a trabajar… nos vinimos por el día con el Bicho y el muy mal agradecido se taimó y tuvimos que empujarlo para poder regresar a Santiago. Y hoy por temas laborales, regreso, y si bien me es familiar, claramente no es el mismo. Hay más casas en la orilla… y ahora con el metro, la llegada a Viña es otra… pero es Viña al fin y al cabo y sigue siendo tan agradable pasear al lado del pacífico.

1 comentario:

socióblogo dijo...

Estoy impresionado de la cantidad de cosas que la gente está dispuesta a confesar en sus blogs y de la cantidad de cosas de las que uno se entera gracias a eso.
Saludos.
=)