domingo, septiembre 16, 2007

Día de la Marmota


Mientras esperaba que apareciera el pan de molde que me llevaría al aeropuerto, me entretuve haciendo algunos cálculos sobre este viaje que me llevará de regreso al pasado. Cálculos por lo demás, muy errados. Pensaba que mi viaje siempre estaría acompañado de luz solar, pues partía a las 11 am y llegaba a las 14 horas chilito. Según mis cálculos en la mitad del camino, en ambos lados estarían siendo iluminados por el sol y por ende, mi parte de océano también. Pero, se me olvidó que la tierra también gira y por lo tanto mientras por los extremos brillaba el sol, viajé la mayor parte de las 16 horas, en compañía de la luna.

Nunca antes me había encontrado con gente conocida en el avión, esta vez tanto de ida como de vuelta, me encontré con alguien. Tampoco he tenido el honor de irme al lado de un galán, por lo general me tocan señores mayores, o poco agraciados, o señoras medias conversadoras que trato de ignorar con los audífonos en mis oídos, o mi compañía son asientos vacíos. Por lo tanto, un poco a regañadientes convencimos al galán que estaba a mi lado, de intercambiar asientos con un amigo que me topé en el aeropuerto de Auckland y que le tocaba sentarse justo adelante. Después de 1 semana hablando inglés y él de 10 meses fuera del país, conversamos prácticamente todo el viaje. Creo que dormimos con suerte 15 minutos.
Llegué 3 horas más tarde, del mismo día en que partí… ya de regreso en el pasado, media perdida en el tiempo, llegué a puro dormir, y desperté en la mitad de la noche, sin sueño, sin celular y con las maletas aún en mi puerta…Cuando amanezca ya empezarán las celebraciones dieciochenas.

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